sábado, 19 de diciembre de 2009

Una experiencia inolvidable

Por ahí del 1 de febrero de 1977 se estrena en Italia la película Suspiria, de Dario Argento, gran director de cine que cuenta en su haber más de una docena de buenas películas tales como El Gato de las Nueves Colas o Rojo Oscuro. Padre de la también directora y actriz Asia Argento, con la que trabajó, junto a su esposa en La Madre del Mal, título que obviamente lo debieron de discutir un día cenando en casa.

Nosotros, que algunos ni si quiera habíamos nacido en el año 77, y los que sí estaban aún no levantaban dos palmos del suelo, hemos tenido el maravilloso honor de ver dicha película en pantalla grande. Es y será una de esas películas que todos tenemos que ver, un referente en las películas de terror, ya que guarda en su interior momentos realmente espectaculares. El propio Quentin Tarantino reconoció que en la secuencia de Sin City en la que Clive Owen y Benicio del Toro van en el coche, con este último muerto, está sacada de una secuencia muy similar al principio de esta película.

Esta experiencia, sita en el Cine Doré, fue única por varios motivos que a continuación paso a relataros.

No es que la filmoteca se caracterice por ser unos de esos sitios más concurridos de la capital, todo lo contrario, la gente que va es porque sabe muy bien que película va a ver, entre otras cosas porque seguramente ya la habrá visto. Pero como ya me pasara con 2001: Una odisea del espacio, había cola. Por cierto, la filmoteca siempre había sido gratuita y ante la avalancha de gente en la cinta de Stanley Kubrick, decidieron cobrar un simbólico euro, euro que ahora son dos y medio y ya de simbólico tiene poco porque es con todas las películas.

Pues bueno, después de comprar las entradas, introducirnos ‘pal’ cuerpo serrano un kebab, nos metimos en ese cine con aire de años cincuenta, que sin ser un teatro respira un aroma de añejo y calidez especial. En la segunda fila que nos acomodamos, así, que nos salpique la sangre.

¿La película?, digamos que distinta, en mi humilde opinión no puedo decir que me guste, ni puedo catalogarla de “las grandes”, está falta de ritmo, no tiene un argumento muy sólido y todas las interpretaciones, incluida la de un jovencísimo Miguel Bosé, dejan mucho que desear.

Pero si hay algo que es increíble de esta película es su dirección artística, el plano de la muchacha esperando el taxi diluviando y haciendo un frío que helaba la sangre, lo transmitía como no he visto hacerlo en ninguna película, te incomoda en la butaca. Todos, absolutamente todos los decorados son de una exquisitez sublime, perfectamente te puedes perder en sus dibujos, muchos de ellos de M. C. Escher. Y otra cosa que me maravilló fue el juego de luces, no te deja indiferente y acentúa lo que el director quiere transmitir en cada escena.

Por cierto, la dirección, muy buena, otra cosa a destacar. Algunos planos son realmente maravillosos.

Mención especial a los efectos especiales, de dudosa calidad en algunos momentos pero que nos sacan una sonrisa cuando vemos el cordoncito sujetando al murciélago, o a un personaje que no diré cual es para no fastidiar la trama, que se esconde en una zona oscura vestido completamente de negro… Bueno, se lo vamos a pasar.

Por desgracia tengo que meter una nota negativa, no de la película, está claro, pero si de los que me acompañaban en el cine.

Cómo es lógico, al ser una película de mucha sangre y de cierto regodeo en las muertes, hay escenas muy sangrientas que provocaron que más de una persona saliera del cine. Normal, claro. Pero, ¿risas?, y lo que es peor, con cosas normales, triviales, que si se rieran por el regodeo del asesino, vale, pero porque la protagonista está intentando escapar, pues perdonadme, no lo entiendo.

Y ya, el no va más, se acaba la película y… Sí, acertáis, aplaudieron. A ver, que aplaudan ya no sólo el día que no es el estreno, pues no lo entiendo, pero ya cuando han pasado la friolera de veintidós años, pues miren, no lo veo, no lo veo.

A parte de estás dos notas desafinadas, la noche fue estupenda. Hay que repetir, y se repetirá.

Y se me olvidaba, están haciendo un re-make... ¿Por qué?

1 comentario:

  1. El 77 es un año de buena cosecha (ejem) así que tiene que ser wena wena aunque no creo que yo lo vaya a comprobar, al menos recientemente, que todavía tengo pendiente de visionar et y el oto. Hay prioridades en la vida, ya se sabe...

    Y no he tenido la suerte de conocer el cine doré porque no nos dejaron pasar por llegar tarde 15 minutejos de nada a la proyección, snif.

    A mi últimamente la gente en el cine me desquicia bastante, y es que la gente cotorrea que da gusto pero que en filmotecas también haya público molesto me extraña más. Aunque lo de que aplaudieran al final no me parece mal si les gustó mucho, digo yo.

    ResponderEliminar