Me cuentan Álvaro y Rober que el pasado viernes fueron a la

Pues lo que se suponía iba a ser una noche divertida, viendo cuerpos deshacerse en zarpazos, se convirtió en una verdadera película de terror en donde los zarpazos los dió el frío implacable que cayó sobre los pobres que esperaban en la intemperie.
Gratis era la palabra que al principio más temían nuestros protagonistas, y es que en Madrid, en cuanto a algo le pones la etiqueta de gratis, se llena de gente, le guste o no ese tipo de cine o expresión artística. La cuestión es que nuestros aventureros llegaron a las 21:00 horas, una hora y media antes de la que se suponía iba a ser la reproducción de la cinta. Pues amigos, ya había una considerable cola.
Y para más INRI, ahí no había taquilla, acababan de poner los carteles hacía 15 min. (fuente Oscar, un colega de nuestra queridísima Reme), y no había información de ningún tipo. Pero se respiraba ambiente de fiesta y de buen rollito, aunque unas cámaras amenazaban la privacidad de nuestros héroes de leyenda. Cámaras de las que se valieron nuestros repudiados anfitriones para hacer una buenísima publicidad de una mentira más grande que su ego, si es que eso es posible.
Poco a poco fueran cayendo los minutos y los grados, que implacables hacían mella en nuestros aguerridos compañeros. Poco a poco se hacía más palpable que ahí no pasaría nada. Las luces se encendían y las entrevistas y las fotos se sucedían, pero de los que en la cola estaban, nadie suponía lo que, en breve, ocurriría.
El final de la historia, como os podéis imaginar, es triste, muy triste. Gente colándose en la fila que se ensanchaba cada vez más, grupos de amigos delante tuya que pasaban de ser tres a diez, se iban crispando los nervios, y eran las 22:30 y ahí nadie decía nada. Y cuando la turba no sabe que hacer, con los pies y las manos aporrean puertas. Nuestros amigos, en un alarde de valentía optaron por la mejor de las opciones: se largaron. Y ahí dejaron a un grupo (pequeño) de energúmenos haciendo alarde de sus virtudes.
Pero la mayoría de los energúmenos estaban dentro, de eso no había ninguna duda.

La cola empezaba, obviamente en la misma puerta del cine, pasaba por la parroquia de San Martín, que ahí se estrechaba un poco y pasaban de diez personas de ancho a dos o tres, dejaba de lado la tienda de modelismo Model Reyna y se perdía en la esquina de la Calle Luna con la Calle de la Ballesta. ¿100 personas? Como no me gusta exagerar calcularemos unas quinientas, pero vamos, Álvaro y Rober que estaban a la altura de la pequeña iglesia, pensaban muy en serio que si la sala contaba con menos de 300 butacas, no entrarían.
La indignación ha recorrido toda la red, denuncias como la que yo hago hay en infinidad de blogs, comentarios y post, se han creado grupos en facebook y demás redes sociales que hablan sobre semejante atropello. Tardaría una eternidad en poner todos los enlaces. Las disculpas de estos señores no han hecho más que ser gasolina para suscitar todo tipo de comentarios, que porque no decirlo, esa noche se los ganaron a pulso.
Las posturas están claras, pero, ¿volverá la gente a Cineshok? Ya os contesto yo, es gratis, así que dadlo por hecho, viva el borreguismo y yo ya he empezado a balar.
PD: Son muy listos también estos señores, y si véis diferentes publicaciones os percataréis que han ido cambiando progresivamente cosas como que sólo se entraba con invitación donde ponía que era gratuita la entrada, o como en la nota de prensa de facebook, en donde ponía antes cien, ahora pone cientos. Pero qué listos que somos, qué buena publicidad les estamos regalando.
Como una de las dos personitas a las que se le helaron partes del cuerpo que ni si quiera sé cómo se llaman, suscribo cada una de las palabras aquí dichas.
ResponderEliminar¡Madre mía! ¡¡¡Que frío!!!
Y eso que acudimos con el propósito de apoyar la iniciativa; porque la peli, en mi humilde opinión, es bastante mala -aunque yo la tenga mucho cariñín, ya que forma parte de mis recuerdos de infancia-.
Si Lamberto Bava se enterara de lo que pasó, montaría en cólera.