Así que tranquilos compañeros del metal, aunque nos vayamos de vacaciones en agosto, se seguirán publicando cosillas varias, no os preocupéis.
Como iba diciendo en el título de la entrada, ayer por la noche, un servidor acompañado de su consorte y otros dos integrantes de Corruption Productions nos fuimos a ese maravilloso teatro que no es más que el cine al aire libre. Pero no al estilo norteamericano, con sus coches

Pero bueno, anécdotas que se quedaron en eso, en anécdotas, y de las que aprendes a no guardarle el sitio a nadie. Vimos la sesión doble, ea, ahí hasta las dos de la mañana. Hacía ya una buena temperatura a esa hora.
La primera película era El escritor de Roman Polanski y Número 9, que para mi es una película enternecedora pero como luego me apuntaron, no deja de ser persecución tras persecución. Al margen de si las cintas me parecieron buenas o no, que si que me gustaron -me pareció más que entretenida El escritor aunque adiviné quién era el malo a la hora de película-, quería hablaros de lo que rodea el resto de una noche de cine de verano.

Miento, se me olvidaba el primer impacto visual que tienes al llegar al Cine de Verano, si es que como yo, llegas en coche. Y es la organización tan espectacular de 'aparcacoches no oficiales', impresionante, si no había diez, no había ninguno.
Y para rematar lo que quizá llame más la atención, las sillas. Eso sí que es una experiencia extrasensorial, la parte del cuerpo en donde la espalda pierde su casto nombre se adormece, el coxis, deja de ser una parte de tu cuerpo para pertenecer a la silla, la espalda se retuerce y se entumece, y cualquier postura que busques o que creas que no has usado para estar mínimamente cómodo, es un intento banal de lo inevitable, y no es más que el significado más profundo de las palabras incomodidad suprema. Te levantas de ahí y parece que te recompusieras a cada paso que das.
Pero al margen de pequeñas minucias, el cine de verano es una alternativa para ver cine francamente muy válida y que no sale mal de precio. Te llevas tu cena, tus bebidas (bueno, eso también lo puedes hacer en el cine normal) y a disfrutar de una sesión doble de cine. ¡Ah! y un consejo, no hagáis como yo, llevaos un cojín.
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